Doble fuga de amor y muerte
Con el telón de fondo de una guerra apenas evocada, un hombre y una mujer, dos jóvenes, se conocen una mañana. Los amantes se instalan lejos de la ciudad, en el campo, donde todo recuerda al Paraíso. Su amor, hecho tanto de exceso como de angustia, de contemplación como de éxtasis, es el contrapunto a la tragedia histórica y la única fuerza subversiva en medio de la violencia. Los dos cuerpos son conscientes de su vulnerabilidad, pero también de su poder tanto redentor como creador.
Inédita hasta ser recuperada en Francia hace tres años, esta novela corta de Legrand cuenta en nuestra edición con un anexo de gran interés: un pequeño artículo publicado en 1942 (titulado «Nacimiento del amor») que arroja una luz muy especial sobre Doble fuga de amor y muerte: sensualidad y asombro.
A pesar de su brevedad, este volumen está lleno, sin embargo, de exigencia y de placer para el lector. Creemos que son doblemente esenciales estas páginas, testamento de un autor mítico que aún estaba por descubrir en nuestra lengua.
Leído en la prensa
«Pocas veces podemos decir que una novela es un poema. O una novela es un poema de amor, si el amor es su centro de gravedad. En Doble fuga de amor y muerte ocurre.» J. Ernesto Ayala-Dip, La Verdad
«Densa, depurada, luminosa y a la vez oscura, la prosa de Legrand no se queda en el lirismo decorativo, de ahí su capacidad -admirable- para expresar lo que no puede decirse con palabras.» Ignacio F. Garmendia, Diario de Sevilla
«Amor intenso sin almíbar en cincuenta y dos páginas, un descubrimiento en todos los sentidos.» Javier Aparicio Maydeu, El País
«Un texto de mero paladeo lingüístico, con bellezas de prosodia poética. (…) Agradable y refinada lectura (…) e inevitablemente un buen texto menor.» Luis Antonio de Villena, El Norte de Castilla
«Una nouvelle con poco mas de cincuenta paginas y de una intensidad inversamente proporcional al tiempo que lleva leerlas y el inmenso placer que produce el eco de algunos de sus párrafos, que merecen ser repetidos masticando incluso las palabras.» Luis M. Alonso, Diario de Mallorca
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