Cárcel de mujeres

El 14 de abril de 1955, en el lujoso hotel Crillón de Santiago de Chile, la escritora María Carolina Geel disparó varias veces a su amante y lo mató en el acto. Nunca se conocieron los motivos (hubo quienes dijeron que fue por celos; otros, una forma extravagante de conseguir notoriedad). El crimen fue sonado en la época y le valió a Geel tres años de prisión.

De su estancia en la cárcel (y como ha pasado tantas veces en la historia de la literatura, desde Cervantes hasta Sade, Wilde o Genet), Geel extrajo una ocasión perfecta para escribir, gesto ya de por sí transgresor, pues aunaba la escritura del delito y el delito de la escritura. Más allá de la culpa o la expiación, Geel describe y reflexiona sobre el universo carcelario femenino, un mundo infranqueable y oscuro, en una obra adelantada a su tiempo que mezcla la ficción, el testimonio y la autobiografía, y que resultó de lo más rompedora al hablar de crímenes, de la vida en prisión y del deseo entre mujeres. Por ello, este libro ocupa, por derecho propio, un lugar único en la literatura chilena.

Leído en la prensa

«Perdido el control tras ser detenida por la policía, perdido nuevamente al ser representada por la prensa como una mujer anormal, perdido el dominio de su cuerpo al encontrarse bajo la tutela del Estado y el constante escrutinio médico, Geel, tras las rejas, publica Cárcel de mujeres para recuperar el control sobre el relato y reivindicar su doble autoría: literaria y criminal.» Alia Trabucco, autora de Las homicidas

«Estamos frente a un libro único. Cárcel de mujeres es la materialización de una estética femenina inteligente e implacable. Es también la posibilidad de internarse por el trazado literario alojado en la creatividad de una mente asesina.» Diamela Eltit

«No hay en Cárcel de mujeres ninguna afectación ni sombra de postura escénica: un tono sordo, una palabra apagada, algo como de sueño sobre la cruda realidad. Cuadros que lo dicen todo, pinceladas directas sin líneas al sesgo ni pudores alarmados. Algo como del otro mundo.» Hernán Díaz Arrieta, Alone

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