Benjamin Constant nació en Lausana en 1767. Durante su infancia y juventud viajó por toda Europa, estudiando en Baviera y Edimburgo. Fue uno de los hombres más populares y respetados, además de controvertidos, de su época. Tuvo numerosas amantes (la más conocida de ellas Madame de Staël, una de las protagonistas de Cécile), que serían muy influyentes tanto en su vida como en su obra literaria. En 1798, por la anexión de Suiza, se convirtió en ciudadano francés. Defensor en un primer momento de la Revolución francesa, se opondría más tarde al régimen de Napoleón y sería, por ello, exiliado, aunque durante la última etapa del bonapartismo estaría cerca de éste. En 1819 fue elegido diputado. Murió en París en 1830, al poco de ser nombrado, tras la revolución de ese mismo año, presidente del Consejo de Estado.
Aunque dedicó muchos años y esfuerzos a estudios como De la religión considerada en sus fuentes, sus formas y sus desarrollos o a su Diario íntimo, son las novelas autobio-gráficas Adolphe y Cécile y sus memorias de juventud, recogidas en El cuaderno rojo (Periférica, 2008), las que le han hecho célebre.
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