Louis Dumur (1860-1933) nació en Ginebra pero se dio a conocer como escritor en París, donde fundó la revista La Pléiade en compañía del interesante crítico de arte y escritor George-Albert Aurier y otros jóvenes autores. Junto a Alfred Vallette y el mismo Aurier, más los habituales del café de la Mère Clarisse (una verdadera «pléyade» de talentos simbolistas de la época: Remy de Gourmont, Alfred Jarry, Albert Samain, Jean Moréas, Jules Renard…), sería uno de los fundadores de la renovada revista Mercure de France, posteriormente convertida en editorial. Dumur fue redactor jefe de la revista y más tarde secretario general.
Sus primeras obras responden, en cierto modo, a la estética decadentista (más bien, ya, simbolista), que abandonaría posteriormente. De entre toda su producción podemos destacar las novelas Albert (1890), Les trois demoiselles du père Maire (1902), Le centenaire de Jean-Jacques (1910), L’école du dimanche (1911), Nach Paris! (1919), Les défaitistes (1923), Juliette Rossignol (1926) y la peculiar serie que constituyen las novelas «políticas» Dieu protège le tsar! (1928), Le sceptre de la Russie (1929), Les loups rouges (1932) y Les fourriers de Lénine (1932). Fue autor, asimismo, de libros de poemas como La Néva (1890) o Lassitudes (1891) y de obras de teatro como La motte de terre (1894) o La nébuleuse (1895).
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