Franz Kain (Goisern, 1922-Linz, 1997) es uno de los grandes olvidados de la narrativa moderna en lengua alemana. En 1941 fue detenido por la Gestapo, para ser condenado a varios años de cárcel y finalmente destinado a un batallón de castigo que operaba en el norte de África. Allí cayó preso del ejército norteamericano y permaneció en cautiverio hasta 1946. Tras la guerra fue corresponsal en la extinta República Democrática Alemana, donde conoció a Bertolt Brecht y Anna Seghers, y también ejerció de redactor jefe del periódico Neue Zeit, de Linz. Pese a su marginación literaria recibió algunos premios de relevancia. Es autor de cinco novelas y una treintena de relatos con historias ambientadas en el microcosmos de su región natal (en Austria) que ilustran lo que fue la Historia del siglo XX y lo que de ella permanece. Su cualidad literaria más destacada es la congruencia entre experiencia personal y expresión verbal, que se manifiesta en la absoluta verosimilitud de los personajes, y la precisión de las descripciones (sobre todo de la naturaleza, que Kain conoció por su origen rural y su trabajo en el campo), lo que confiere a sus obras una gran densidad literaria. Entre ellas podemos citar Dann kam die Lawine, Der Föhn bricht ein, Das Ende der ewigen Ruh, Am Taubenmarkt, In Grodek blüht der Abendstern, etc.
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