Arboleda
La narradora de Arboleda viaja sola a Italia para una estancia que había planeado junto a su compañero, M., recién fallecido. Allí, fiel a sus paseos de flâneuse que se demora en parajes apartados, humildes cementerios y arcenes de carreteras secundarias, pero siempre atenta a los detalles luminosos, su mirada sella un nuevo pacto con la vida: «Había aprendido a marcharme, a borrar huellas, a guardar lo acumulado y recolectado».
Así pues, Arboleda es un libro de duelo, pero éste se trasciende mediante un estilo sagaz, culto y profundamente empático. Ceñido a tres lugares de Italia, tres paisajes, este hermoso tríptico posee la distancia de una moderna geórgica: el dolor es aquello que sucede mientras los hombres viven y trabajan, nuevas aves surcan el cielo y la naturaleza muda. Quizá este sea el destino de la gran literatura: preservar la memoria sin por ello dejar de «regresar a la ciudad de los vivos».
Comparada con Sebald y Thoreau, Esther Kinsky es grande por sus propias cualidades, por una escritura arrebatadora desde la primera frase. Un bellísimo viaje de invierno, tan emocionante como reparador.
Leído en la prensa
«Magnífico. Al igual que W. G. Sebald, Kinsky construye el pasado a través de paisajes.» The New Yorker
«Este es un libro para deleitarse con sus descripciones del paisaje y los fenómenos atmosféricos, por su interés en los vestigios de las vidas de otras personas que habitualmente pasamos por alto, y por su universalidad, todo ello maravillosamente evocado.» Jonathan Gibbs, The Guardian
«Presentado con una prosa rítmica, apenas provista de comparaciones metafóricas y con una impecable composición, Arboleda es una impresionante canción de duelo y, al mismo tiempo, una naturaleza muerta de colores tenues.» Deutschlandfunk Kultur
«Todo posee belleza en esta novela (…). Arboleda es una novela hermosa que nos hace entender que no es lo mismo la muerte de un ser querido que su ausencia. (…) De esto habla este poema narrativo: del vacío que dejan quienes se van y de lo lleno que sigue estando el mundo». Álvaro Colomer, La Vanguardia
«Condensar tanta ausencia en la presencia de las palabras es inusual y es, además, un gran arte.» Hubert Winkels, Süddeutsche Zeitung
«Narrada con una prosa excepcional, Arboleda quizá recuerde a algunos lectores la obra de W. G. Sebald y Peter Handke. Sin embargo, hay algo que hace diferente a Kinsky de ambos, una sensualidad y una capacidad evocativa enormes.» Patricio Pron, El País
«Dos grandes fuerzas vertebran Arboleda, que se lee como un intenso poema de la tierra y de los muertos en el que los escenarios del adiós (los cementerios entre olivos, las necrópolis etruscas, el apocalipsis del judaísmo ferrarense que noveló Giorgio Bassani) conviven con los teatros donde la vida se renueva constantemente (el paso de las estaciones, los ríos insomnes, los hombres en sus oficios), poderes ambos que este libro honesto concilia con formidable exigencia en su retrato de un viaje de invierno.» Ricardo Menéndez Salmón, La Nueva España
«Arboleda se lee con sumo placer, de forma sosegada, apreciando cada uno de los pequeños misterios que conforman la vida misma. (…) Este viaje sensorial nos hace mirar la realidad desde otro lado.» Eric Gras, El Periódico Mediterráneo
«Con ella marché, visité pueblos y ciudades, conocí gente, observé la vida que siempre se impone a la muerte, no al revés, y lo hice sin moverme de donde estaba.» Inés Martín Rodrigo, El Periódico de España
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