El cuaderno rojo
El cuaderno rojo fue definido por Italo Calvino como «uno de los libros de memorias más divertidos que he leído, la novela que, cuando fui joven, y si hubiera sido ciudadano de otro siglo, me habría gustado vivir y escribir». Lo hizo, para Calvino y para nosotros, uno de los grandes autores franceses de finales del XVIII y comienzos del XIX, un hombre lleno de fértiles contradicciones: el cáustico, sentimental, descreído y apasionado Benjamin Constant.
Estas memorias suyas de juventud recorren media Europa y media vida: sus amigos, sus amores, sus deudas, sus duelos... Un joven que se envenena a sí mismo para aparentar una pasión, un muchacho que contraría a su padre a pesar de la devoción que siente por él, un hombre que dibuja a la perfección los personajes con quienes se relaciona. De Lausana a París, de Calais a Edimburgo. En una etapa histórica llena de cambios.
«He escrito muchas biografías y muchos estudios ingleses, y siempre, siempre, he tenido como referente para ello, aun sin confesarlo, las memorias de Constant.» André Maurois
Leído en la prensa
«Más allá de unas memorias que se leen con admirable facilidad –la traducción de Manuel Arranz es ejemplar–, lo mejor del libro es que nos transporta a un mundo que, lejano en el tiempo, es actual. Porque todos nos podemos sentir identificados con el protagonista. Porque todos fuimos jóvenes aprendiendo a vivir.» Antonio Jiménez Morato, Público
«Resume milagrosamente el espíritu de una época como si la estuviéramos tocando.» J. Ernesto Ayala-Dip El Correo
«Constant parece tener estilo sin proponérselo. No era sencillo, era preciso, sutil, inteligente. Su época es la de las postrimerías del Siglo de las Luces, la víspera de la Revolución, la de los epigramáticos más afortunados, como era él. Cuestiones estas que su traductor, Manuel Arranz, analiza en un prólogo excelente.» Miguel Sánchez-Ostiz, ABC
«Con justicia Italo Calvino escribió que El cuaderno rojo era una de las autobiografías más divertidas que había leído. Pero no es divertida por humorística sino por interesante, porque nos fascina mientras nos restituye con frescura y autenticidad la juventud de un hombre educado en los tiempos anteriores a la Revolución. Narración fluida y breve, estas páginas asombran por su ausencia de afectación.» José Luis de Juan, El País
«Además de su valor histórico lo tienen humano. Su desgarrada sinceridad, en particular al hablar de su complicada vida amorosa, la severidad con que el autor se juzga a sí mismo, y en general su lucidez, nos lo hacen próximo y conmovedor.» Laura Freixas, La Vanguardia
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