El mundo horizontal

El descubrimiento de América, las pinturas de Jackson Pollock, las consecuencias de la mayor tragedia minera de la historia, el destino de un veterano de la guerra de Vietnam, la deforestación del planeta, las fotografías de August Sander y Diane Arbus, la peripecia de una inmigrante recién llegada a Ellis Island o la supremacía mundial de Estados Unidos hoy son algunos de los hechos y personajes entre los que Bruno Remaury establece una inusitada y pertinente relación en este fascinante viaje en el tiempo y el espacio.

Como el sabio cuentacuentos que pone su profunda erudición al servicio de la imaginación para penetrar el alma humana, el autor nos relata, con una lucidez y una sutileza admirables, cómo ha ido cambiando la relación con nuestros semejantes a lo largo de la historia y también nos describe cómo es la relación del hombre con esa compleja y a veces sofocante creación humana que es nuestro mundo. El ser humano contemporáneo ha sustituido su ancestral visión religiosa del tiempo por una perspectiva mitológica del espacio, es decir: nuestra civilización ha construido un mundo horizontal en el que, negando cualquier verticalidad o trascendencia, ya no da cabida a lo secreto, lo sagrado, lo enigmático.

En esta original propuesta, en la que Remaury erige el miedo en motor de la Historia, somos testigos de una humanidad que ha pasado del protector espacio de las cavernas de sus antepasados prehistóricos a un espacio infinito regido por una despiadada lógica de exploración y explotación en el que no hay resquicio donde guarecerse de la injusticia, el dolor y la violencia imperantes.

Con un portentoso don para establecer asociaciones, un ritmo narrativo extraordinario y una escritura en estado de gracia en la que se da una perfecta comunión entre el arte del relato y la especulación ensayística de índole antropológica, en la estela de Quignard o Michon, Remaury desentraña los hilos invisibles con los que se entretejen los azares de la Historia y la intrahistoria.

Leído en la prensa

«Qué belleza tan delicada. Qué prosa errante tan distinta. Qué manera de remitir a Sebald, a Walser, a Noteboom; también a Argullol y a Bergounioux y a Jouannais; y hasta al diapasón de Pitol, Modiano o Quignard. (…) El estilo de Bruno Remaury es exquisito. El fraseo largo, el gusto si français por el epíteto, la suave combinación de discursos propios y ajenos, la pasión por el detalle y la erudición (…).» Paco Cerdá, Babelia

«Remaury intenta decir algo más, llevarnos a otro lugar, usando las armas del narrador y no las del pensador.» Sergio del Molino

«El mundo horizontal se convierte, según avanza la lectura, en materia de sueños. (…) Un libro tan interesante como inteligente.» Luis M. Alonso, La Nueva España

«Remaury parece haber heredado como propia la antorcha incandescente del humanista judío Stefan Zweig. Y haberse adherido a la familia de los escritores franceses –Vuillard, Echenoz…– que escriben con tanta brevedad como intensidad, casi siempre inspirándose en la inercia de los acontecimientos humanísticamente reales. [...] Se maneja Remaury como un sherpa en las coordinadas del espacio y del tiempo. Y encuentra el latido de la Humanidad como si fuera un zahorí.» Rubén Amón, El Confidencial

«Si algo se le puede echar en cara a El mundo horizontal es que tan solo tenga tres partes. Porque uno termina con ganas de leer más.» Zenda

 «Es en esa hábil forma que atesora de relacionar personajes y hechos históricos que en apariencia no guardan relación entre sí donde Remaury encuentra su filón narrativo y capta la atención del lector con su habilidad para novelar las historias reales que nos cuenta. Una forma narrativa que me ha recordado al estilo de otros autores franceses como Patrick Deville o Emmanuel Carrère, pero con ese desenfadado toque didáctico para todos los públicos». Mondo Sonoro

«(…) Un trébol de cuatro hojas. El mundo horizontal es una obra de ensueño.» Claire Devarrieux, Libération

«Se sitúa a la altura de Pascal Quignard y Pierre Michon.» Librería Mollat

«Bajo la apariencia de una modesta crónica, este libro sobre el mundo posee una gran profundidad y apela a la inteligencia y la sensibilidad del lector. Remaury demuestra estar a la altura de un W. G. Sebald o un Cees Nooteboom.» Frédéric Jaffrennou, librero de L’Autre Rive (Nancy)

«Con este libro, el placer de la lectura es el que se siente ante una obra que puede interpretarse, que no se entrega por completo, sino que requiere atención e imaginación.» Norbert Czarny, En attendant Nadeau

«Mezcla de concepto sólido y forma eficaz, El mundo horizontal convence porque encanta y encanta porque convence.» Emmanuel Requette, Librería Ptyx

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