El placer
El realizador francés (de origen alemán) Max Ophüls eligió los tres relatos que componen este libro para filmar, en 1952, una bellísima película que tituló El placer. Pensaba que la felicidad no era, como muchos filósofos han señalado a lo largo de la Historia, el principal objetivo del hombre, sino la búsqueda del placer, y encontró en estos cuentos de Guy de Maupassant, representativos de algunas de las consecuencias o servidumbres de dicha búsqueda, el vehículo perfecto para expresar esa idea.
Apenas un puñado de páginas, una anécdota mínima como punto de partida, le bastan al gran autor francés para desarrollar temas esenciales en su literatura como el miedo a la vejez, a la locura, y al sexo, además de mostrar su singular talento para la sátira y una incisiva capacidad para la observación psicológica, aspectos que permiten considerarlo tanto representante del naturalismo más optimista, como un escritor que se arriesga a abordar asuntos como la pobreza, la enfermedad, los prejuicios morales o la prostitución, lo que lo vincula directamente con autores como Zola o Chéjov, entre otros.
Con breves pero exactas pinceladas, ironía, y una excelente capacidad de observación de la realidad se da cuerpo a una narración donde los personajes, a menudo gentes que el propio Maupassant había conocido, aparecen como criaturas inolvidables, que, golpeadas por los vaivenes de la pasión, son retratadas con humanidad y humor.
Leído en la prensa
«Superdotado retratista de escenas, ambientes y personajes, por fuera y por dentro.» Manuel Hidalgo, El Cultural
«Un prodigio de literatura.» J. Ernesto Ayala-Dip, El Correo
«Ejemplos de depurada prosa francesa, vivas descripciones, “tipos” populares, muestras de un escritor que, sin tener el largo aliento novelesco de su contemporáneo y tan celebrado hoy Galdós, le concedían lugar en el parnaso literario por sus obras breves.» Francisco García Pérez, La Nueva España
«Un autor que, muchas veces, desde una simple anécdota, desde cuestiones tan generales o vulgares que pueden encontrarse en la conducta de los humanos, sabe extraer la lección de más empaque y más sorpresiva para sus lectores.» Santiago Aizarna, El diario Vasco
«Los maestros del cuento nunca fallan en las distancias cortas, tienen ese don del crochet directo a la mandíbula. Son capaces de sacudir al lector con un hecho clave y a la vez de guardar el secreto de la historia, así como de levantar con un trazo la figura indeleble del personaje que la protagoniza.» Fermín Herrero
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